Los nuevos compañeros de cata y los antiguos nos encontramos para, en la mesa y junto al fuego, tener un primer contacto con la cata de aceite.
Gracias a nuestra guía y su conocimiento resultó ser una experiencia cercana y muy interesante.
Probamos diversos virgen extra e, incluso, algún aceite con defectos.
Debo reconocer que me aplico el refrán mallorquín "una i oli" (una y aceite) que se puede entender como "una y no más". Necesito mi pan, mi tomate, el aceite y cuanto se necesita para acompañarlos.
No obstante, ahora lo aprecio mucho más y espero entenderlo mejor.
Después hicimos la "Torrada", barbacoa con los embutidos propios de la tierra que cumplieron su cometido cual mejor delicatessen. Por supuesto, no faltó el vino.