Empezamos la visita a las viñas, el terruño, el terroir.
Herencia familiar de uno de los socios. Recuperar su uso fue el inicio del proyecto. Eligieron la siembra de variedades competitivas que ofrecer a bodegas ya establecidas
Pero no pudieron resistir la tentación y... ¿Quién podria?
Presentaron su primer vino en una cata a ciegas de "syrah" con la presencia de prestigiosos sumillers y críticos (Entre ellos Peñin). Animados por la buena acogida sus vinos han recibido premios de nivel.
Actualmente elaboran su "Syrah" y "Cabernet Sauvignon" para un reducido número de cartas de vinos de restaurantes de gama media-alta y están presentes en algunas vinotecas.
No es de extrañar pues comentaron que producen unas 12.000 botellas al año en total; si todas las botas salen al nivel deseado. No hay segundas marcas y el listón de la calidad lo tienen muy claro.
Cada añada un artista elabora las etiquetas que no siguen una línea establecida. Quieren resaltar la singularidad de cada vino y de cada cosecha.
El trato fue cálido y familiar. Catamos de sus futuros vinos directamente de las botas y prometen. También probamos, ya comercializados, el Cabernet Sauvignon 2005, del que ya tengo una botella en casa. El syrah para este año, estrella de su producción, aún no está embotellado. Lo esperamos impacientes.
Los vecinos del pequeño pueblo de Selva, lugar donde se ubica la bodega, la tienen en alta estima pues es la única. Lamentablemente, no fue así hace tiempo cuando el vino era un producto típico y emblemático de la localidad.
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